sábado, 17 de febrero de 2007

Buenas.

Es curioso como uno no puede alejarse demasiado de ciertos hábitos o lugares. No pude estar mucho tiempo lejos, el alma pesa y ese peso quiere escaparse por la mano hacia el papel o, en este caso, hacia un blog.

Acá aliviaré mi fatigada espalda espiritual y artística, acá descansarán mis textos. Espero que sepan no aplaudirlos, que sin duda no lo merecen, ni vituperarlos, pese a que alguno sí sea acreedor de improperios.
Tan sólo, léanlos. A alguno le servirán: el universo es tan grande que resulta difícil creer que no hay otro como yo, con pesares parecidos; o por lo menos alguien con tiempo de sobra.

En fin, acá los leerán. Mis textos anteriores descansan en una página ya seguramente olvidada, un blog que dediqué a aquella que me ha dado la vida mas dulce y luego me ha dado la muerte mas amarga. Es bueno que reposen allí.

Aquí vendrán otros productos de mi pobre y poca pericia literaria. Como he dicho antes, a alguien servirán.

Ariel Urtizberea.

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